Cuando la guerra no va bien hay dos opciones: arriesgar o desertar. Si al tomar la primera opción la situación empeora, puedes tener un brote de fe e insistir en la idea de que la victoria es posible. Pero si al luchar durante meses y meses la fuerza se pierde, las piernas y la voz tiemblan y las ideas de las que uno estaba tan seguro comienzan a aparecerse en la noche en forma de pesadilla, oh amigo, te aseguro que si llegas a ese momento ya hacía tiempo que perdiste la batalla.
lunes, 24 de agosto de 2015
domingo, 23 de agosto de 2015
Inutilidad por escrito.
Adoro cuando ríes. Cuando bailas. Cuando me miras y te das la vuelta porque no quieres mirarme. Y cuando comes, en serio, no sabes la alegría que me da verte comer.
Te quise una vez, te quise con locura. Fueron las dos horas más extrañas y egoístas de mi vida.
Luego vinieron esa serie de sueños utópicos una vez a la semana, que me dejaban perturbada para el resto del día.
Y después la nada.
Y en esa nada nos encontramos, sin reír juntos, sin bailar juntos, sin valor de mirarnos directamente a los ojos. Porque no se puede, o tal vez por miedo a lo que pueda pasar.
El no ser.
Cuando tengo un déjà vu creo que estoy muerta. Ese pequeño chispazo hace que me plantee si lo que vivo no es un sueño eterno de lo que ya he experimentado en la vida terrenal.
Ayer me atreví a preguntar en voz alta en mi casa sobre este tema, no obtuve respuesta. La osadía obtuvo mejor resultado del esperado, la no respuesta a mis quimeras es lo usual, pero a ello no vino acompañando ni la mueca de desaprobación ni el intercambio de miradas estupefactas.
Algo ha cambiado. O tal vez sea que el tema del déjà vu está muy trillado y es usual que cualquier persona pueda plantear la cuestión. Quién sabe.
Pero así debo actuar, es mi manera de relacionarme en casa desde lo que ocurrió en Gredos. Ellos saben que soy desde que nací, qué soy en veinticuatro maneras de serlo, que soy cuando estoy sola, estoy acompañada o estoy acompañada deseando estar sola. Siempre han sabido qué soy, pero no qué no soy, Hasta Gredos.
Ahora, para no asustarlos con silencio, de vez en cuando doy pequeños sustos, en pequeñas dosis. Mientras ellos piensan que están alerta, yo los engaño con miedo en porciones. Y así, poco a poco, iré guardando de nuevo bajo llave lo que no soy, y el mundo del ser se restablecerá.
lunes, 22 de junio de 2015
Aquella tarde llovió.
Ayer lo vi. Iba sereno, sin prisas. Era un día en que sabía que me lo podía encontrar, porque anduve por un lugar nuevo, distinto a los de siempre. Y cuando vas por sitios nuevos encuentras a gente nueva. Claro.
A través de mi estúpida miopía pude atisbar a varios metros su rostro, su complexión casi perfecta, ese andar tan singular. Como una idiota me quedé observándolo, mientras él cada vez más cerca, más nítido, seguía sin cambiar el gesto, como si no me hubiese visto aún. En algún instante de aquel momento él me miró y encontró mis ojos, contemplándolo.
Entonces tuvo lugar lo que popularmente es conocido como incómodas coincidencias. Un breve espacio en el que una situación comprometida te obliga a seguir un protocolo de actuación estipulado en sociedad: ser amable unos segundos e intercambiar una serie de microcomentarios banales para luego continuar tu camino. Y así, el carácter superficialmente placentero del momento se tornó, segundos después, doloroso.
Mientras yo seguía ahí, él ya se había ido.
domingo, 21 de junio de 2015
Saca el Vodka.
Saca el Vodka. Coge todas las partes de ti mismo que te desagradan y te hacen imperfecto: tus malos hábitos, tus miedos, tus obsesiones, tus sucios vicios. Únelos.
Así se construye un monstruo.
Luego coge una caja de cerillas, haz reptar a esa criatura por el pasillo de casa y, mirándolo a los ojos, quémalo. Vista al frente, sin piedad. Pensando que tras la destrucción de tu monstruo te espera la pureza, tu 'yo' en esencia. Lo que eres, no lo que han construido en torno a ti.
Olvida lo que fuiste. Y vive.
miércoles, 27 de mayo de 2015
Sufre Venus.
Una copa. Dos copas. Tres.
Un baile. Una risa. Un hombre que se acerca. Un hombre que me besa, y al que yo devuelvo el beso. Vuelta a las grandes aventuras sin pies ni cabeza, a la irracionalidad, al descontrol. Vuelvo a lo que a todos les gusta ver, escuchar y comentar. Vuelvo a la inestabilidad.
Un baile. Una risa. Un hombre que se acerca. Un hombre que me besa, y al que yo devuelvo el beso. Vuelta a las grandes aventuras sin pies ni cabeza, a la irracionalidad, al descontrol. Vuelvo a lo que a todos les gusta ver, escuchar y comentar. Vuelvo a la inestabilidad.
jueves, 7 de mayo de 2015
La cosa rara. Tercera vez.
El sueño siempre es el punto de comienzo de una historia que no casa con la realidad de uno, pero que está en el subconsciente deseoso de cumplirse y convertirse en la mejor de las verdades.
Por ello, discúlpame por la escasa originalidad de este escrito, pero si no empezara con un "hoy soñé contigo", mi onírica realidad perdería todo el sentido.
09:26.
Pocas veces se recuerdan sueños con tantos detalles. Pocas veces se conservan en la mente tantos recovecos de un lugar, tanto recuerdo de su delicadeza. Pasan las horas, y todo sigue ahí, inamovible.
12:03.
Comienza a ser absurdo. Quiero borrarlo todo. Borrarte a ti. Me estoy riendo desde minutos después de despertar. Llevo casi tres horas así. No pienso darle mayor importancia ni mayor tiempo mental a un encuentro onírico que no se cumplirá jamás.
16:54.
Fue mágico sentirte tan cerca, rodeada entera de ti. Tus hombros. Tus brazos. Tu pecho. Tú. Incluso en el sueño, la realidad se mostraba frente a nosotros, pero no lograba alcanzarnos. Adaptamos la verdad a nuestro convenir, jugamos con ella, la inventamos y moldeamos para conseguir estar juntos unos minutos más. Fue imposible perturbar el encuentro de dos almas que chocan, pero que en aquel mundo funcionaban juntas, como una sola.
Ningún detalle de lo que ocurrió allí se borró de mi mente. Desde entonces tengo días en los que me cuesta atender a la realidad. No me arrepiento de nada, no existe el destino, la determinación ni las piedras en el camino. Simplemente la vida, las cosas, fluyen.
Sigo con mi vida. Hasta que consigas volver.
Por ello, discúlpame por la escasa originalidad de este escrito, pero si no empezara con un "hoy soñé contigo", mi onírica realidad perdería todo el sentido.
09:26.
Pocas veces se recuerdan sueños con tantos detalles. Pocas veces se conservan en la mente tantos recovecos de un lugar, tanto recuerdo de su delicadeza. Pasan las horas, y todo sigue ahí, inamovible.
12:03.
Comienza a ser absurdo. Quiero borrarlo todo. Borrarte a ti. Me estoy riendo desde minutos después de despertar. Llevo casi tres horas así. No pienso darle mayor importancia ni mayor tiempo mental a un encuentro onírico que no se cumplirá jamás.
16:54.
Fue mágico sentirte tan cerca, rodeada entera de ti. Tus hombros. Tus brazos. Tu pecho. Tú. Incluso en el sueño, la realidad se mostraba frente a nosotros, pero no lograba alcanzarnos. Adaptamos la verdad a nuestro convenir, jugamos con ella, la inventamos y moldeamos para conseguir estar juntos unos minutos más. Fue imposible perturbar el encuentro de dos almas que chocan, pero que en aquel mundo funcionaban juntas, como una sola.
Ningún detalle de lo que ocurrió allí se borró de mi mente. Desde entonces tengo días en los que me cuesta atender a la realidad. No me arrepiento de nada, no existe el destino, la determinación ni las piedras en el camino. Simplemente la vida, las cosas, fluyen.
Sigo con mi vida. Hasta que consigas volver.
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