Aunque hoy cumplas doscientos cuarenta meses.
Siete mil trescientos cuatro días, aproximo.
Las exorbitantes cifras van al compás de lo grandiosa que eres.
Buena edad para cambiar hábitos, destinos, predicciones. Para acercarte al espejo de vez en cuando y así proyectar sobre ti tu propia alegría, tu frescura, tu pureza.
Creo que no merece la pena desearte buena suerte, grandes experiencias y felicidad. Para qué, si te van a rodear todos los días como te han rodeado hasta ahora. Apenas unos segundos de tus días te dejan respirar tranquila para dar rienda suelta a la tristeza y la rabia, pues veloces vuelven a entrometerse, haciéndote parecer una loca bipolar.
Recuerda siempre que, aunque a veces parezca que el mundo te odia, te discrimina o te ignora, no es así. El mundo te quiere de veras. Y yo, también. Siempre un poquito más que el mundo.
Feliz cumplemeses, feliz cumpledías. Espero estar ahí contigo por muchos, muchos meses y días más. Si no, ¿quién te recordaría que pidieras tu deseo antes de soplar?