martes, 12 de junio de 2012

Querido X.

Sabía que podía pasar, y no te lo advertí. Tenías que haber vigilado las puertas de tu cabeza, creí que estando tan en la tierra como has estado siempre lo verías venir. Soy un virus que penetra rápido y no deja indiferente a nadie. Mis víctimas acaban todas, antes o después, infectadas. Pero no te preocupes, de verdad, porque se recuperan y, una vez curadas, se vuelven inmunes. Te recuperarás y olvidarás. Me olvidarás. La única que debe preocuparse aquí soy yo, pues el virus siempre vive en mi, y no hay manera de sacarlo. El único modo de seguir con vida es aprender a vivir con él, vivir tal y como él me está dictando. Al contrario de la razón, de la moral, al contrario de lo que dictan las leyes del comportamiento humano. He decidido que voy a vivir así por un tiempo, dejándome llevar para ver hasta dónde puedo llegar.
Mientras, la idea de racionalidad como base de la vida humana se aleja cada vez más y más de mi.

1 comentario:

Unknown dijo...

profundo y para mí frescoo