A nuestra manera, cambiamos de piel. Como hacen las serpientes. Estamos entrenados para arreglar lo que está descompuesto. Un fallo, un descuido, una arruga. Un límite es un símbolo de debilidad frente a los demás. Debemos estar preparados y hacer todo lo posible para evitarlo.
Los huesos se rompen, los órganos se desgastan, la carne se desgarra. Nosotros podemos coser la carne, reparar el daño, cambiar de piel.
Soy una roca. Soy una isla. Ese es el lema de las personas que quieren aferrarse a su piel y la quieren mantener para siempre, sin cambiarla. Pero por mucho empeño que le pongamos, la piel no es eterna, hay que renovarla, para bien o para mal. La vida es larga.
Muchas veces el cambio no se nota, los demás no lo ven, no lo sienten. Pero nosotros sí. Cambiamos, consciente o inconscientemente y, cuando lo hacemos, lo sentimos en lo más profundo de nuestro ser. Y así lo sentiremos, hasta que volvamos a mudar la piel. Como hacen las serpientes.
domingo, 24 de octubre de 2010
lunes, 11 de octubre de 2010
sábado, 9 de octubre de 2010
Todo pasa
- Cuando sea así grande, trabajaré en un hospital -, me dijo mi primo Luis ayer, cuando llamé por telefono para felicitarle por su cumpleaños. Mientras hablaba, algo me decía que sus manitas indicaban la altura que alcanzaría cuando llegase a ser mayor.
- ¿Y por qué quieres trabajar en un hospital, Luisito? -, pregunté.
- Porque me gusta ese sitio. La gente nace, la gente vive, y luego muere. Todo pasa allí.
- ¿Y por qué quieres trabajar en un hospital, Luisito? -, pregunté.
- Porque me gusta ese sitio. La gente nace, la gente vive, y luego muere. Todo pasa allí.
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