Se acabó, o no, ¿descanso? en absoluto, mi cabeza cuando más trabaja es en estado agónico.
Y ahí están, allá arriba, ya puedo verlos. Pero ese taladro cerebral en mi cabeza que nunca duerme vuelve para recordarme, cuando hasta llego a tocarlos con la yema de mis dedos, que nunca los alcanzaré.
En mitad de un nuevo silencio eterno sólo me queda esperar. Vuelvo a la eternidad.
No quiero otro amanecer así. Vuelve. Por favor, vuelve.