El hielo se descongeló, entonces sintió lo que nunca quiso, creyó en lo que nunca pensó. Ocurrió durante el primer acercamiento al calor de sus mejillas, pálidas, tersas, cálidas. Durante la primera mirada que cruzaron, llena de rayitos láser que disparaban ciencia ficción. Durante el momento en el que fuego descubrió que hielo vivía la fantasía escrita, fruto de una imaginación irrealista que nunca cesará, haciendo eses, repartiendo arañazos, luchando por la verdad palpable.
Hay una pila enorme de ropa.
Sobre el suelo de mi habitación.
Desearía que fuese tuya.
Pero aún vive aquí un monstruo, aún no hay paz.
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