Agua tibia y cuerpo en tinieblas. Suavidad externa en mitad de mi guerra orgánica. Sólo tú sabes calarme. Pero no estás, nunca estás.
Ni si quiera en sueños.
No te pongas melodramacursi porque me da la risa.
A veces casi maldigo en voz alta tu nombre, pero tengo que hacerlo en silencio. Nunca nadie puede escucharme hacer esto por ti, contra ti, para ti.
Te odio, sí, te odio: pero a medida de que te odio se me van haciendo necesarias las palabras; tengo que gritar. ¿Comprendes? Si tú no fueras tú, no
diría esto. Porque tú tiene que ser tú, diferente,
exclusivo, único.
Tienes que oír mi grito de amor con su voz, tocarlo con su carne y aceptarlo como es. Desnudo. Libre.