martes, 26 de marzo de 2013

Escribo

Sigo esperando a que aparezca.

Solía venir por la noche, entonces yo me escapaba para verle. Por eso paso las noches de pie junto a la ventana, escudriñando con la mirada sus pasos, intentando oler sus huellas, rastreando su rostro.
Me esfuerzo por recordar que nuestro amor era un monstruo, pero el amor mata a la memoria y entonces...
Esperanza. Apenas hay pestañeos, mi cuerpo está en alerta constante.
Cuando por fin logro atisbar algo, descubro que se trataba solo del viento; el maldito viento que agita las ramas de los árboles, que hace sonar las hojas, que pasa las páginas de mi cuaderno.

Entonces escribo. Escribo sola para no morirme.
Escribo. Escribo poemas de amor para asesinar a la felicidad.

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