Es tanto lo que te echo de menos que no sé si el dolor que me parte por dentro es real. Es tanto que ya no sé si he construido un pasado imaginario de puro amor y plenitud contigo, ¿es verdad que lo vivimos? ¿O monté, ladrillo a ladrillo hasta rozar el cielo, el castillo de mi propia destrucción?
Así como reconstruyo mis alas, cosiendo plumas, para poder salir de mi cabeza cuando esta me arranca la libertad, reconstruyo mis días contigo, mi cuerpo contigo, esa luz. Salvada, amada, protegida.
Quiero parar el tiempo. Ir a la playa. Lanzarme al mar. Apagar las llamas. Pero no me tengo, no me encuentro, no estoy. Y ni siquiera he ido a buscarte, ni trato de conversar contigo. Tampoco espero que esto te llegue de ninguna manera, es solo el desahogo de este disfraz de humana que me pesa y que ya nunca volverá a ser igual.
Albergo una bola de fuego en mi cuerpo. Parece que me seguirá incendiando por un tiempo.
Cómo voy a encontrarme si no sé dónde buscarte.