Acaba mi primera semana viviendo al otro lado del mundo. Sigue siendo todo tan irreal, tan mágico y tan extraño... Amo viajar, amo conocer, aprender, vivir, amo todo lo que estoy haciendo, siento que cada día que paso aquí aprendo algo nuevo, estoy aprovechando al máximo esta experiencia y la exprimo todo lo que puedo y más. La gente, los lugares, los olores, colores y sabores, también los sonidos... Todo aquí es mágico.
Los 3 grados de mínima y 11 de máxima no van a hacer que nos quedemos en casa, que tampoco está nada mal. Vamos a comernos el mundo, o por lo menos el otro lado de él, para que cuando vuelva a mi lado ya solo tenga que chuparme los dedos. La experiencia y la madurez vienen pegando fuerte a una niña que hace una semana no sabía coser un botón. La aventura continúa.