¡Oh, cariño! Fíjate qué bosques, qué lagos, qué cielo tan despejado gracias a que los residuos que genera nuestro elevado nivel de vida contamina otros países más pobres sometidos por nuestro despliegue militar ¡Qué reconstituyente para el hombre honrado el poder, así de fácil, coger el coche y todas nuestras cosas y perderse un fin de semana en la naturaleza mientras el resto del mundo se destruye y se destruye fabricando más y más trastos que cargar en la caravana… ¡Qué gran civilización la nuestra si evitamos leer la letra pequeña! Claro, hijo de puta…