viernes, 31 de octubre de 2014

Absténganse domadores

Todo es mentira y porque todo es mentira yo no quiero pertenecer a nadie porque nadie pertenece a nadie ya que todo es mentira y al final uno se da cuenta de que lo que pensaba que tenía no lo tiene porque el ser humano no se puede poseer ni tener ni comprar ni adquirir en ningún sitio porque tú puedes amar pero no atesorar y esto nos lleva a deducir que nada se conserva para siempre sino que todo es efímero y nada es eterno porque si lo fuera no sabríamos apreciarlo como se merece y lo trataríamos como un juguete viejo mientras por nuestra vida van pasando juguetes nuevos y diferentes que nos llaman la atención ya que el ser humano es curioso por naturaleza al igual que carnívoro egoísta e impredecible y por ello cuando encontramos a esa persona a la que queremos y amamos y deseamos más que a nadie en este mundo perdemos por ella la cabeza durante uno dos tres cuatro así hasta incluso doce meses que de hecho conozco casos pero bueno a lo que iba a partir de ahí todo se resiente y la ilusión se va apagando y comenzamos a pasear como almas en pena recordando aquellos buenos inicios y cuando vemos que no es posible dar marcha atrás después de todo el camino recorrido con esa persona miramos aún más atrás y nos damos cuenta que a lo que sí podemos volver es a las salidas con los amigos a las fiestas a no dar explicaciones a no tener celos ni fobias ni manías ni malos gestos y al final después de un tiempo sabiendo que queríamos volver a eso pero siendo cobardes sin llegar a tomar una decisión por fin la tomamos y nos vamos y abandonamos todo y dejamos atrás su cara su pelo su sonrisa su cuerpo su forma de mascar chicle sus gestos felinos y su manera de enroscarse en la cama esperando un abrazo y al principio todo esto da igual porque también dejamos atrás sus celos sus extraños cambios de humor y esa maldita manía de dejar siempre la luz del baño encendida como la odio la odio muchísimo la odio tanto que todos los días antes de dormirme en lo último que pienso siempre es en cuánto la odio y acabo soñando con ella pero en el sueño en lugar de odiarla la quiero y cuando me despierto ya no sé que siento sólo sé que quiero verla pero ella ya no quiere verme a mi porque sin dar explicaciones dejé atrás su cara su pelo su sonrisa su cuerpo su forma de mascar chicle sus gestos felinos su manera de enroscarse en la cama esperando un abrazo sus celos sus extraños cambios de humor y esa bendita manía de dejar siempre la luz del baño encendida que a veces creo que dejaba a propósito para que yo me enfadara y ella viniera a pedirme perdón comiendome a besos y como esto ha sido un vómito sentimentaloide de palabras no hay pausas porque quiero que ahogándoos sintáis lo mismo que llevo yo dentro fin.

domingo, 26 de octubre de 2014

Esclava.

Lo odio, lo digo, lo odio, esa simpleza, esa falta de interés, tan pocas palabras, tan poco afecto, tan poca gracia, tan poco sexo, tan poco amor, tan pocos besos, tan poco todo, que no sé por qué sigo sin poder liberarme de esta maldita esclavitud por todo lo que me estoy callando.

Anoche pasó una cosa rara.

Me enamoré del que no era. Todo empezó cuando caí en la cuenta de que lo nuestro sería imposible.

sábado, 25 de octubre de 2014

Casi ocho. No pertenezco a este lugar, parte III.

Cada vez más cerca de una verdad que asusta. 
Nunca pensé que fuese una persona más complicada que el resto, y menos aún puedo pensarlo conforme he ido conociendo a unos pocos de los personajes más pintorescos, estrafalarios y complejos que han podido pasar por mi corta vida.
Tampoco pienso que convierta lo fácil en difícil o lo simple en engorroso. Nunca se me ha dado bien crear obstáculos de ningún tipo, ni si quiera sé poner la zancadilla. Años que he practicado, y nada.
Pero en mi interior hay demonios. Dentro de mi existen unas ganas de algo inmensas que nadie nunca hasta ahora ha podido saciar. Sólo ha existido una persona capaz de rozar con los dedos ese algo, pero diez mil kilómetros de océano separan dos vidas que tienen como objetivo compartir una realidad que cada vez cuesta más mantener así, pues poco a poco se difumina y el idealismo imposible invade el recuerdo de lo que fuimos.
La vida es cuestión de prioridades, dicen. Prioridades que uno, como ser humano errático que es, elige de forma subjetiva en determinados momentos de su vida y ya es la suerte la que decide si acertaste o partiste tu existencia en mil pedazos irreparables que tienes que recoger, asumiendo la derrota y aprendiendo la lección. Y a veces pasa que, de algunos de estos errores, uno nunca se recupera.
Acostarme y quedarme horas mirando al techo. Esperar a que alguien o algo me mande la señal y un plan de actuación. De mi fuero interno no sale nada desde hace tiempo, no hay camino a seguir. Sigo a la inercia y ella me sigue a mi, empujando.